miércoles, 12 de mayo de 2010

LA CRÍTICA JUZGADA

La necesidad del nacimiento del la crítica de arte viene relacionada con la democratización del arte. La pintura y escultura, las artes visuales , salen de los salones de Reyes y Papas para buscar nuevo público: la burguesía. Y , como en el cuento “El traje nuevo del emperador”, necesita que alguien entendido le indique cómo debe pensar. Qué artistas serán encumbrados y cúales rechazados . Su gran momento es el siglo XIX, donde la influencia ejercida sobre el público va “in crescendo”, hasta que se produce un hecho inaudito: un crítico es llevado a juicio por un artista , que se siente perjudicado por sus opiniones. El artista es James Whistler y el crítico John Ruskin.

En 1877, Ruskin se hallaba en la cúspide de su poder e influencia. Ocupaba una cátedra de arte en la Universidad, y desde allí ponderaba opiniones que habían encumbrado a los Prerrafaelitas. El arte se había corrompido con el manierismo posterior a Rafael , y el camino adecuado era recuperar el estilo anterior a él. Era una pintura de acabado preciosista y decorativa, amanerada en las posturas , que recuperaba mundos míticos como las leyendas medievales o la antigüedad clásica reinterpretada. Burne-Jones , Rossetti y Millais le debían gran parte de su éxito.

Y entonces, acostumbrado a que su palabra fuera ley, se topó con un cuadro en la Galería Grosvenor. El cuadro de Whistler , llamado "Nocturno en negro y dorado.El cohete que cae".



La técnica de Whistler no era novedosa. Un siglo antes, Turner ya había experimentado con ella. Contornos poco definidos, tonos planos con poco contraste, gestual y sintética. Contemporáneo del impresionismo, no apreciaba su gusto por la pintura al aire libre ni por la pincelada corta y untuosa. Era un artista convencido de su excelencia. Whistler tenía la novedosa concepción de que la pintura no debía remitir a un referente externo para tener valor o sentido. Su elección de formas, colores y texturas tenía sentido por sí misma.

Para la realización de la series de la polémica, los Nocturnos, Whistler paseaba en barca al amanecer , guiado por un barquero, para empaparse de las imágenes del río envuelto en bruma y luego elaborarlas en su estudio.


Si en algo estaba en la línea de los impresionistas era en la ausencia de un tema trascendente, la pintura tenía entidad por sí misma, como voluntad del artista. Era un concepto que chocaba frontalmente con el moralismo narrativo de Ruskin. Desde su tribuna en la revista Fors Clavigera, el crítico lo atacó con estas palabras:

“…Nunca creí que tuviera que ver a un engreído cobrar cien guineas por arrojar un cubo de pintura al público” .

Estas palabras tuvieron tal trascendencia que Whistler no pudo vender sus cuadros, y decidió demandar a Ruskin.

El juicio no era otra cosa que la lucha entre dos concepciones del arte: el arte , exento de todo juicio excepto por parte de su creador, o bien, el arte puede ser criticado por entendidos, que lo traducen al público y que juzgan el trabajo del artista según su criterio.


Los Nocturnos de Whistler obedecían a una categoría musical, iniciada por Field y famosa por Chopin. Como los “nocturnos musicales”, son variaciones tonales de un mismo tipo de tema.En este caso, el río Támesis pasado por el filtro de las estampas japonesas, de las que Whistler era coleccionista apasionado. De sus paralelismos musicales habla también sus famosos retratos cortesanos como : Sinfonía en Blanco.


El retrato es una excusa para mostrar la variedad y exquisitos matices de la gama del blanco.

Algunos artistas sirvieron de testigos de la defensa y de la acusación. Especialmente interesante es la opinión de Burne Jones, que testificando a favor de Ruskin, reconoció que a él la obra de Whistler no le aprecía acabada, sino "un bosquejo". Si contemplamos esta obra representativa del estilo de Burne Jones, se comprende que rechazara como inacabada la obra de Whistler.

Burne-Jones.
Merlin


De este Juicio trascendental, merece la pena recordar el diálogo entre el abogado defensor y Whistler que constituye todo un alegato a favor del papel del artista:

-¿Cuánto tiempo le llevó pintarlo?.

-Haciendo memoria un día (…).Bueno, con algunos retoques al día siguiente, dos días.

-¿Está usted cobrando ese dinero por el trabajo de dos días?

-No, estoy pidiendo ese dinero por el conocimiento de toda una vida.

El juicio se falló a favor de Whistler, considerando el jurado que el insulto había sido gratuito y había perjudicado a la reputación del artista. Pero fue una victoria pírrica. A Whistler se le concedió como indemnización …un cuarto de penique, por considerar que ya había molestado bastante al sistema judicial por este nimio asunto.


El artista se hizo un colgante para la cadena del reloj con la moneda. Pero, desgraciadamente , tuvo que vender todo su patrimonio para hacer frente a los costes. Sin embargo, la decisión fue transcendente para Ruskin, que llegó al ocaso de su influencia. Ya nunca una palabra suya podría encumbrar o destrozar a un artista. Ahora se abría otro camino, el de la separación entre público y arte , que parece que todavía no han conseguido encontrarse.

2 comentarios:

Vicente Camarasa dijo...

Me fascinan siempre estas historias de críticos y artístas.
Esta no la conocía y recuerda bastante al prejuicio de la crítica académica contra el Amanecer de Monet, creo que de Leroy?
A este paso vas a convertirme en un apasionado del siglo XIX. Estás consiguiendo lo que no lograron los catedráticos de la Complutense

Occam dijo...

Hola, conocí este blog hace unos meses porque estaba enlazado al de sdelbiombo, y me parece que tus artículos son excepcionales. Hoy le recomendé a una compañera que lo leyese, y le he vuelto a echar un vistazo, y de nuevo me han sorprendido tu capacidad para interrelacionar obras tan diferentes y para explicarnos tan claramente, con tan buenos ejemplos, los puntos en común que hay entre ellas. Muchas gracias por compartir con todo el mundo tu conocimiento, leerte es un lujo.