jueves, 21 de octubre de 2010

ARBOLES DE ARTISTA

Hay algo especial siempre en la representación de un árbol. Están alrededor de nosotros desde siempre, pero no se convirtieron en motivo de un cuadro, en el elemento principal de un paisaje, hasta el romanticismo.


No es casualidad que Caspar David Friedrich los escogiera desnudos, de ramas podadas y desafiando a la nieve en paisajes desolados.

De alguna manera, el artista romántico ve en el árbol una proyección del ser humano. De todos los vegetales, el árbol se parece al hombre en su verticalidad. A veces es grueso y retorcido, como un viejo que ha luchado y vivido mucho. Otras , se yergue delgado y flexible, y frágil frente a los elementos.

Tras la mirada romántica, que encontramos en los maravillosos apuntes de Asher Durand, que s e pueden ver en la Fundación Juan March.

La explosión sensorial del impresionismo llenó de hojas y efectos de color y luz los árboles del impresionismo. Pero un espíritu hipersensible, como el de Van Gogh,volvió a despojarlos de su copa, fijando su atención en su madera nudosa, en la belleza de su desnudez.



Creo que hay que tener un poco de la sensibilidad atormentada del romántico para proyectarse en los troncos invernales. Van Gogh siempre proyectó su estado anímico en su obra: melancólica en los paisajes invernales holandeses, cuando trabajó como predicador entre campesinos que tenían condiciones de vida muy pobres, y explosiva y sensual entre los coloristas campos de Provenza.


La evolución del arte tras el impresionismo parece que evitaba retornar a caminos que proyectaran el alma del artista en la naturaleza. Los elementos formales : investigaciones con el color, con el espacio, con la forma, con los materiales, están empezando a ocupar la mente de los artistas.
Pero en la provinciana Viena las novedades van a llegar más tarde. Klimt hace su propia versión del impresionismo, con influencias del art nouveau.




Si comparamos el bosque de Klimt, decorativo y sensual , con los árboles de Schiele , de la misma época, se ve el germen de algo distinto.La delgadez extrema de los mismos, los tonos oscuros, exudan la misma sensibilidad ante la naturaleza que Friedrich.




Otra vez la atormentada alma del artista encuentra su fiel reflejo en los árboles, que pinta aislados, cada uno anclado a su terreno, sin comunicación, como sus figuras humanas, que se encogen sobre sí mismas.

Y la última sorpresa. Mondrian antes de ser el icono la abstracción geométrica en primarios. El árbol se convierte en una excusa para compartimentar el espacio, lo que es indicio de sus preocupaciones por llegar a lo esencial de la representación y la bidimensionalidad. Ese árbol es el germen de un movimiento, pero también un autorretrato de un artista en pleno proceso de evolución.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas Ana!
Soy Laura, la amiga de Germán, del año pasado.
Hay que decir que es una buena entrada. También la forma de dibujar los árboles denota nuestras características psicológicas. Hace no mucho tiempo, tuve que dibujar un árbol que una amiga (psicóloga) me analizó. Estuve totalmente de acuerdo con el análisis, y hay que decir que mi árbol se parecía enormemente a la primera imagen de tu entrada. La verdad es que fue divertido.
Besos.
Laura ;)

Ana dijo...

Hola Laura, gracias por seguir visitando a tus antiguos profes (o casi profes) Por cierto que a ver si te animas tú a hacer un blog y contarnos tus ideas.

Un beso. Por cierto , ¿qué tal estáis en bachillerato ?