miércoles, 22 de septiembre de 2010

VERDE, EL COLOR TARDÍO

Ni una sola de las plantas que muestran en la naturaleza toda la gama de los verdes es capaz de producirlo . Es un color complicado. Muestra una amplia variedad de matices, desde el verde azulado al verde grisáceo o amarillento. La facilidad actual para obtener cualquier color hace que nos resulte costoso entender las restricciones de los tonos que se presentan en las pinturas de otras épocas. Y existe un motivo, que poco tiene que ver con el gusto o la preferencia del artista, sino con otros valores más prácticos.
El color verde conocido más antiguo es el que se obtiene de la malaquita, una piedra semipreciosa que es carbonato de cobre.

El verde malaquita es un color intenso, muy estable a la luz cuando es puro y bastante cubriente. Pero también es caro. Los egipcios lo obtenían de sus yacimientos del Sinaí , y es verde malaquita el que cubre el cuerpo de Osiris y los párpados de los ojos de sus jeroglíficos y sus pinturas de jardines. El verde es un color sagrado para los egipcios , asociado a la inmortalidad.

El principal problema de la malaquita, aparte de su precio, es que no se puede mezclar con otros tonos porque se vuelve inestable. Cansados de estas dificultades, los romanos desecharon este pigmento a favor de las tierras verdes.
Las tierras verdes provienen de arcillas verdes, y se encuentran con facilidad en toda Europa, pero especialmente en la zona del Véneto, en Verona. Son fáciles de mezclar con otros tonos,lo que consigue mayor variedad de matices, pero respecto a la malaquita , resultan más apagadas.

Son tierras verdes las que enmarcan a Flora en la pared del fresco de Pompeya.

El aislamiento y la pérdida del conocimiento que conllevaron los años medievales hizo sumergirse en un aparente olvido al verde malaquita. En la Edad Media se trabaja con las tierras . Y con un verde conocido como verdigris, que proviene de la oxidación del cobre al contacto con el alcohol de orujo. Es una receta muy antigua, que se utilizaba mucho en el ámbito monástico, y especialmente en Irlanda. Gran parte de sus manuscritos iluminados contienen este color.

Biblia de Kells

También sirvió esta tierra verde para la base de las carnaciones en las pinturas al fresco. Bajo las figuras de Giotto, la sombra verde sobre la que se pintaba la piel, ayudaba a construir el volumen.

Giotto. La natividad.

Alrededor del siglo XIV, reaparece, posiblemente a través del mundo árabe, un color que atrapa y fascina a los pintores. Mezclado con temple al huevo, decora las miniaturas del las "Muy ricas horas del Duque de Berry".

Luego ,con óleo, la antigua malaquita recupera todo su esplendor en la pintura holandesa de fines de la Edad Media. Es , con el rojo y el azul ultramar , el color más brillante de sus composiciones.

La esposa del "Matrimonio Arnolfini" despliega un magnífico vestido verde malaquita, que ha permanecido con la misma brillantez durante cinco siglos.
Pero sigue conservando sus inconvenientes antiguos : es muy costoso, por lo que se utiliza poco; y no se puede mezclar con otros tonos, lo que hace que los brillantes verdes de los paños de los caballeros no se desplieguen en variadas gamas en el paisaje.


Hugo van der Goes, contemporáneo de van Eyck lo utiliza en su colorista "Tríptico Portinari"


Y aquí un apunte. Como ya comenté en el post sobre el azul ultramar, ninguna de estas telas refleja vestidos reales. Hubiera sido prohibitivo. Para conseguir un verde, los tintoreros tenían que mezclar azul y amarillo, pero resulta que unos tintoreros se ocupaban de los tintes amarillos y otros ( en otra parte de la ciudad) de los azules. Cuando consiguieron juntarse para conseguirlo, tenían que echar tanto mordiente en el tinte para que se impregnara el tejido, que la tela se ajaba enseguida, y duraba muy poco.

Tan sólo los campesinos usaban alguna tela verde grisácea, teñida con pigmentos minerales, pero de tonos apagados, nada que ver con las mallas de Robin Hood.

El óleo es la técnica de las mezclas, por lo que se hacía necesario recuperar esta capacidad, los colores no pueden permanecer estancos, sino que se influyen unos a otros. Y los artistas volvieron a la tierra verde, que se empezó a llamar verde de Verona, o verde veronés.


Cristo entre los Doctores, un despliegue de amarillos de nápoles, verdes verona y carmín.
Es cierto que procedía de Verona, pero también que es un color indisolublemente unido a Paolo Cagliari, il Veronese.

Inconfundible el tono entre la riqueza cromática veneciana del siglo XVII. Las bodas de Canáa

El verde Veronés es el verde del barroco, junto con el verde obtenido por mezcla de azul y amarillo. Y hasta el siglo XIX será el verde que represente a la naturaleza, obteniendo unos resultados muy artísticos , pero también muy artificiales.

El columpio. La artificiosidad de la naturaleza rococó. Watteau.

Será el desarrollo de la industria química la que proporcione la más amplia gama de tonos verdes , estables, y baratos. Se fabrican para teñir telas de la floreciente industria textil inglesa, y de allí pasan al mundo de los colores para artistas. El verde esmeralda ilustra los jardines de Monet y de Renoir, y es imposible concebir a Matisse o a Kandinsky sin él.



Para nuestro ojo entrenado, del siglo XXI, esta profusión de verdes a nuestro alcance, hace mucho más difícil aproximarse al paisaje barroco, que carece de nuestros medios. Nunca podemos sustraernos a la sensación de extrañeza que nos producen los paisajes en marrones y rojizos, de Claudio de Lorena o Poussin. Pero al menos podemos intentar comprender el porqué.



2 comentarios:

PACO HIDALGO dijo...

Simplemente soberbio el estudio del color verde y su significado en la historia del arte. Siempre me impresiona ver el "Cristo entre los doctores" de Veronés. Saludos.

JoseM dijo...

Muy, muy instructivo. Gracias.